La bohemia en La Bohème

Escrito por Elio Soria Fernández.

La Bohème está ambientada en París en los años cuarenta del siglo XIX, es decir, medio siglo antes de cuando fue compuesta y estrenada. El pasado que se imagina en ella no era en el momento de su estreno remoto, como sí nos parece ahora a nosotros, sino cercano. Siendo que Puccini nació en 1858, Illica un año antes y Giacosa era diez años mayor que ambos, su obra estaba ambientada en el pasado inmediatamente anterior al propio nacimiento, que suele resultar bien conocido por estar en boca de la generación anterior, y que es frecuente objeto de fantasía e idealización.

💭Cuando escribimos o consumimos ficción ambientada en el pasado, proyectamos en ella consciente o inconscientemente las inquietudes y los problemas de nuestro tiempo. Dedica un momento a pensar en cómo recrean el pasado reciente (1970, 80, 90) los productos culturales que te rodean. Reflexiona sobre la influencia del presente en la forma en la que tú imaginas o recuerdas esos años.

Lo primero que nos llama la atención cuando entramos en la buhardilla de los bohemios es su extremada despreocupación. Se diría que son artistas y humanistas encerrados en su torre de marfil (odio al volgo profano / al par d’Orazio, dice Colline en el bullicioso acto II). Sin embargo, la torre de marfil es para ellos una buhardilla de mala muerte, y su indiferencia por lo colectivo no nace del bienestar, sino que se contradice con sus circunstancias materiales. En efecto, reina en la mísera buhardilla de los bohemios la frivolidad y el desprecio de lo material: nuestros protagonistas se desentienden de toda necesidad mundana –hasta que se hace verdaderamente apremiante, con la llegada de Mimì enferma en el acto IV– en todo los aspectos. En lo propio, pasando frío y hambre; en lo ajeno, pues Rodolfo abandona a Mimì en lugar de luchar por salvarla; en lo individual y, por supuesto, también en lo colectivo, con una notoria despolitización. La conjunción de lamentable miseria y frívola despreocupación conforma a la par la ética y la estética de la Bohème.

📖Es difícil no tener una opinión sobre la vida bohemia. ¿Cuál es la tuya? Una interesante lectura para pensar sobre el tema es Scènes de la vie de bohème, en la que se inspira la ópera.

Parémonos a echar un vistazo a la segunda escena del acto I, encantadora en lo musical y con muchos elementos interesantes que observar en el libretto. El jolgorio se desata en la buhardilla con la llegada de Schaunard, que vuelve con leña, vino, cigarros y dinero. Para probar su autenticidad, tiene el entrañable gesto de mostrar el anverso de la moneda, en el que está grabado el retrato de Luis Felipe de Orleans (r. 1830-1848). Luigi Filippo! M’inchino al mio re!, dice burlonamente Rodolfo; sta Luigi Filippo ai nostri piè, concluyen todos: fuera de contexto, podríamos interpretar algo de retranca política en los comentarios acerca del monarca. Sin embargo, la música jubilosa e inocente ratifica estos versos como mera celebración de la abundancia. A continuación, los bohemios ponen la mesa para comer: no tienen mantel, y a efectos utilizan el periódico liberal Le Constitutionnel (ottima carta, comenta Rodolfo, para el uso que se le da). Otro desprecio de la política: debemos por supuesto recordar que el periódico, muy devaluado hoy día, era en el siglo XIX importante vehículo de comunicación ideológica.

Con poquísimas líneas y la música que les da color, Puccini, Giacosa e Illica a la vez nos sumergen en la época en la que se ambienta su obra y nos pintan a unos personajes conscientes de la política y sociedad del momento, pero burlones y desinteresados por ellas.

Como hemos observado, los bohemios rechazan toda preocupación que pertenezca al mundo material: el vulgo, las necesidades materiales y, por supuesto, la política. Esta mentalidad les lleva a vivir, en los dos primeros actos, en un mundo extraordinariamente alegre, de enamoramientos florecientes, de nochebuenas en el Barrio Latino y música callejera, que precisamente por su extrema dicha huele a tragedia. Ningún pensamiento grave les importuna: el frío y el hambre son los pequeños inconvenientes que bastan para apartarlos de la mente.

Rodolfo, io voglio dirti un mio pensier profondo: ho un freddo cane.

Así, la muerte de Mimì cae como un yunque sobre las cabezas de los protagonistas, ciegos por elección a toda desgracia más allá de su escogida miseria. No son capaces de asimilarla, no creen lo que está sucediendo hasta el último momento; quizá debido a su juventud, como comentaba Nicola Luisotti en los Enfoques, pero también a su filosofía de vida. Resulta impactante el final que da Richard Jones a su producción: todos los bohemios huyen físicamente de la tragedia a excepción de Rodolfo, a quien las garras de la realidad arrancan de su mundo ideal, y Musetta, a quien Richard Jones corona como el personaje más serio y maduro de todos: la única que conoce la preocupación.

💡La Bohème está también llena de referencias clásicas, principalmente en boca de Colline, el filósofo, pero también de los otros personajes: nuestros bohemios son artistas y humanistas pobres y cultivados. Nosotros nos quedamos con el memorable momento en el que Marcello, durante el vals de Musetta, pide a sus amigos que lo aten, no al mástil de la nave, sino a la silla en la que está sentado. ¿Qué otras referencias clásicas has identificado viendo la ópera? Si necesitas revisar, puedes consultar aquí el libretto.